En ésta ocasión abandonamos las tierras palentinas para dirigirnos al Pais vasco y Navarra.
¿Nuestro destino? El Parque Natural de Urbasa y Andía.

Salimos el viernes tarde-noche hacia Vitoria donde nos quedamos a dormir en un apartamento Jon, Fer y yo(Conchi). Dormir no dormimos mucho porque a las 4:30 ya estábamos arriba.
A las 5 de la mañana nos reunimos con Juan y Chers. Todos nos juntamos en un coche ¡viajamos muy cómodos en un solo coche con material fotográfico incluido!.

El día amanece con niebla, ¡¡esto promete!!.

Un poquito de información del Parque no viene mal:
Éste Parque es un espacio natural dotado de un amplio conjunto de valores geológicos, biológicos, ecológicos, paisajísticos, arqueológicos y socioculturales.

El subsuelo del Parque Natural está formado por rocas de naturaleza caliza. Las peculiares características de la roca caliza respecto al agua de lluvia, configuran el relieve exterior e interior del Parque con las formas características del relieve kárstico.

Dentro del espacio protegido existe una gran biodiversidad botánica y faunística debido a la riqueza de ambientes ecológicos. La variedad arbórea se hace especialmente evidente aquí, ahora en otoño, el color de las hojas permite identificar en un espacio reducido tilos, robles, serbales, arces, haya, fresno, olmo de montaña, temblón, sauces, avellano, espino, tejo, boj y enebro como especies más destacables. Por supuesto el más extendido en el área es el hayedo, que da esos colores a ésta zona.

Después de decidir dónde ir primero para coger las nieblas, si al bosque de Urbasa o al nacedero del Urederra decidimos probar suerte y que las nieblas estuviesen en el río.

Así qué… ¡¡Nuestra primera parada es el Nacedero del Urederra!!.


El Río Urederra nace en el parque Natural Urbasa Andía en el término municipal de Baquedano. El nacedero del Urederra declarado reserva natural es uno de los parajes más bonitos de la sierra de Urbasa a la que pertenece. El nacedero es la salida natural de un acuífero formado en el macizo kárstico de Urbasa. La primera surgencia se produce en un cortado a 700 metros de altitud en el reborde meridional del macizo, originando una impresionante caída de más de 100 metros que con el transcurso de millones de años ha modelado un anfiteatro rocoso de notable belleza.Nacedero es la forma coloquial de llamar al manantial dónde nace el río Urederra qué significa agua bonita en euskera.

Nos ponemos a andar aún de noche hacia el nacimiento del Urederra, pero entre que a una se le acabaron las pilas del frontal y otros que no lo llevaban, únicamente disponíamos de dos frontales para alumbrar, lo que nos hacía ir muy juntitos y Conchi iba echando la lengua. Llegamos al inicio aún de noche y en poco tiempo comenzaron a aparecer las primeras luces del día. Y ohhhh aparecieron los colores.

El entorno es un rincón de cuento de hadas donde se suceden cascadas y numerosas pozas de agua de color azul turquesa. Es impresionante el color azul turquesa del Jon cuerpo a tierraagua y el color del bosque de hayas, el verde  de los musgos …

Vamos dando saltos de una cascada a otra porque no nos queríamos dejar ni una. Tanto que perdimos la noción del tiempo y  nos perdíamos los unos de los otros. Encuentro a Fer y el resto no sabemos, Fer decide ir a buscarlos y yo me reengancho con Jon que aparece. Llega el resto y Fer sigue para ir a buscarme, total que perdimos a Fer de vista, él feliz iba de salto en salto y…. Cuando nos dimos cuenta de lo tarde que era, nos fuimos lo más deprisa que podíamos al punto de encuentro y allí estaba Fer esperándonos con un enorme bocadillo delante.

Comimos y nos dirigirnos a nuestro siguiente destino que era el bosque encantado de Urbasa.

Impresionantes hayedos cubren el 70% del territorio acompañados de otras especies como acebos, tejos, enebros y pinos. Una de las características de Urbasa son las rocas con musgo entre las hayas.

Dentro del bosque la Luz empezaba a hacer sus sombras, luces,  rayos. Y nos pusimos a hacer fotos porque la luz se nos iba muy rápido.

Cuando miramos hacia el suelo y descubrimos unas setitas diminutas preciosas y en estas todos cuerpo a tierra para sacar como se merecen.

Poco a poco el sol iba cayendo y el cielo empezaba a tomar colores del atardecer así que de nuevo recogimos bártulos y nos dirigimos al coche para parar en el mirador del Scalextric. La puesta de sol no es que fuera muy bonita pero las curvas que hacía la carretera con vueltas y revueltas daban muchos juegos sobre todo cuando pasaban muchos coches para sacar las estelas. 

Y ya de noche… ¡¡cogimos el coche y de vuelta a casa!!

Texto e imágenes de Conchi Pérez